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Manuel Fernandez


Manuel Fernandez Farnocchia
@etermanu
Estudiante de Cs Politicas (UNLAM)

Nada de lo que diré aquí debe ser reducido a un gesto o idea imprudente. Antes que nada son pensamientos y reflexiones detenidas en un breve lapso que une la memoria con el tiempo, o las pasiones con el espacio. Debo ser franco conmigo y con mis lectores: soy kirchnerista.
Podría enumera, quizás, las razones que justifiquen mi posicionamiento. Solo nombrare una: Néstor (me permito llamarlo así por el eterno cariño que le tendré) fue un monstruo político. Nos arrojó a discutir ciertos núcleos sensibles de nuestra vida pública y nacional.
De alguna manera Néstor actuó como Foucault pensó: la tarea era impugnar el origen de las cosas, pero el fin de impugnarlo era para poder fundamentarlo, reencontrando el modo de acuerdo con el cual se constituye la posibilidad del tiempo. La tarea era, básicamente, encontrar ese origen sin origen ni comienzo a partir del cual todo puede nacer. No es la génesis, sino la genealogía.
La genealogía, a diferencia de la génesis, marca un momento en el que el accionar del sujeto está determinado por el acontecer político; así surge como tal y determina todo momento posterior. Es el momento mismo en que lo político determinara para siempre al sujeto. Aun así, son pocos los sujetos que pueden romper con las estructuras y construir ese momento político.
[Modificó, mediante su voluntad y reconstruyó como consecuencia]... Pero, me encuentro ante una encrucijada: debo fundamentar! Pienso. Me detengo frente al papel... Lo tengo!!!! Definitivamente el fundamento para la mounstrocidad de Néstor fue que logro desnaturalizar la vida cotidiana, pública y política. Desenmascaro y puso la luz sobre los rostros ocultos de la historia.
Cerrare robando [citando mejor] el final de una hermosa reflexión publicada por el Rio Sin Orillas: "Una obstinación militante, enjundiosa y de enorme entrega. A esa obstinación nos aferramos, y también a su mirada estrábica que vino a poner en dialogo y discusión las memorias cortas de este país con sus memorias largas (...). Vaya entonces nuestra deuda de gratitud por estos años gobernados por el Príncipe inesperado, el mejor de todos los que conocimos" (RSO; 2010: 340).

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