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Martin Burgos

El tiempo es tiempo. Absoluto y subjetivo para analizar y decir qué es poco y qué es mucho. Pero cuando las cosas están bien, con enormes expectativas y esperanzas de mejorar, nunca es mucho, porque hay ganas de más. Y cuando uno se pone a pensar que ya pasaron ocho años desde aquel primer paso, puede decir que pasó mucho tiempo, pero cada mañana se da cuenta que no, que es poco, ilusionándose con que sólo se trata de una parte. Una pequeña parte que se irá reproduciendo y avanzando. Porque este modelo permite eso. Soñar. Esto es el legado de Néstor, encarnado en Cristina: la ilusión por la utopía de llegar a la patria justa, libre y soberana, para todos y para todas.

Hoy, en la fecha histórica más importante para los argentinos, cómo no recordar lo que pasó ese 25 de mayo del 2003, el día que ante la mirada atónita de todos, Néstor simplemente decía que venía a cambiar lo que estaba. Que estaba muy mal. Y mierda que lo hizo. A su forma, y debe haber sido eso lo que nos cautivó. Esas formas tan cercanas a nosotros y lejanas a lo que nos había puesto ahí, en el precipicio. Enumerar todo lo que fue ocurriendo durante estos ocho años sería imposible, la enorme e interminable lista de obras, actos, palabras, gestos, decisiones. Pero hay que destacar dos fundamentales: recuperar el estado para el pueblo y la política para la sociedad.

Cómo no vamos a querer seguir profundizando esto si ahora vemos al estado donde debe, en todos lados. La matriz cambió, aunque haya todavía quienes piensan con cabeza de década del 90. Y cómo no vamos a seguir luchando si volvió el debate, volvió el compromiso, volvió la militancia. Y más importante aún, volvió sobre nosotros, los jóvenes, los que vemos un objetivo claro y lo perseguimos.

25 de mayo. Aniversario número 201 del primer movimiento de independencia nacional. De la Primera Junta de Gobierno Patrio. Del nacimiento de una nación. De la Revolución de Mayo. Y a su vez, aniversario número 8 de otra revolución, la del pensamiento, la revolución nacional y popular. La que llegó para transformar e independizar el pensamiento. La que nos devolvió algo vital: el orgullo de ser argentinos y de vernos representados en ellos. Y la que queremos por muchos años más. Vamos a luchar, a trabajar, a movernos por eso. De la misma forma que se hace desde el 25 de mayo del 2003. Nunca menos, ni un paso atrás.

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