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Una Tal Carla

Mi abuela es radical. Pero no es radical de Yrigoyen o Illía. Mi abuela es radical “de mi abuelo”. Mi abuelo falleció en el 1998, pero ella no se permitió nunca cambiar el discurso.

Mi abuela, además, es de un pueblo rico de la provincia de Buenos Aires y cuando fue el conflicto del campo, a pesar de que la única cercanía de la familia con una parcela de tierra es el fondito modesto atrás de la casa, se alineó con la crítica a las retenciones. “Acá en la esquina hacen piquetes todos los días, ves a los señores ahí…. Los vecinos –que sí tienen campo. todos- están pasándola mal”, decía.

El 28 de junio del 2009 a mí me encontró con unos 40º de fiebre que me gustaba atribuir las elecciones pero que, en realidad, eran producto de la afamada gripe A. Mi abuela llamó para ver cómo me sentía. Le dije que estaba bien, que ya había ido a votar y me había vuelto a la cama.
Se espantó, ¿cómo se me ocurría salir a la calle así como estaba? Encima seguro había ido a votar a “Kirni” (mi abuela le decía asi, Kirni, a veces le decía Kirner) con todo lo que estaba haciendo. Una locura.

Respiré hondo y con toda la paciencia de nieta le pregunté si ya había cobrado la jubilación. Me contestó que sí, que ya había cobrado y había empezado a pagar las boletas. Acto seguido le pregunté qué había comido ese día, si algo rico o le tocaban los fideos o arroz, y su respuesta fue que había comido bien, que hacía tiempo no tenía que recurrir constantemente a los fideos y el arroz.
Mi abuela no entendía porqué le preguntaba eso, pero yo estaba intentando marcar un punto. Le dije que “ese que está haciendo mierda el país” –como decían sus vecinas- era el que se había acordado de ella y le aumentó la jubilación, el que, junto a su esposa, decretó el aumento automático de los haberes por ley, el que permitió que su amiga sin aportes se pudiera jubilar. Era él quien había recuperado el país y lo había sacado de los fideos y el arroz.
Mi abuela rezongó y cambió de tema.

El 29 era un día triste. La fiebre no me bajaba y la derrota estaba cantada. Mi abuela volvió a llamar. No me preguntó cómo estaba, solamente me dijo “Ayer después de hablar con vos pensé mucho, agarré el bastón y fui a votar. Lo voté a Néstor.”

Ya no era Kirni, era Néstor.

1 comentarios:

  1. **** dijo...

    Mi abuela iba a votar con el pin radical detrás de la solapa del saco. Porque había que votar a los radicalistas, sea quien sea.
    Hoy me llama para comentar sobre 678 y preguntarme si "ya puse el votito" para Cristina.

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